Pienso, luego escribo...

Todavía sigo pensando de qué va este blog.

viernes, 7 de mayo de 2010

Abuelos, divino tesoro.



Hoy he ido a visitar a mis abuelos.
Antes de girar en la última esquina del edificio y dirigir mis pasos hacia el umbral de la entrada que da a las escaleras que suben hasta el segundo piso donde está su casa, me he detenido en la plaza que se sitúa justo en la parte contraria del portal.
Es la misma plaza que miraba con mis abuelos cuando yo era pequeño. En la que después pude jugar con otros niños del barrio. La plaza ha cambiado de aspecto. Una fuente ha tomado el centro de ella y alrededor de ésta otros niños siguen jugando como si el tiempo fuera capaz de detenerse allí. Comenzé a verme reflejado en ellos. Y en mi imaginación, empezé a compartir juegos y risas, carreras y saltos, volví a mi niñez...
Miraba a las ventanas y veía a mis abuelos allí, mirando hacia donde yo estaba y con su mirada me decían que no me marchara a ningún sitio que no fuera la plaza, que mi lugar estaba con esos niños... para después volver a cerrar las cortinas no sin antes dedicarme una sonrisa.


Hoy, unos cuantos años después, vuelvo a mirar a las mismas ventanas, justo antes de subir a su casa. Me he sentado en el banco de madera y he dirigido mis ojos hacia arriba.
Y así he estado casi veinte minutos, con la mirada perdida en el tiempo, buscando refugio en unos recuerdos que a mí si me parecen mejores que muchos de los que tengo ahora...
Mirando las ventanas... mirando a los niños... mirando en mi interior...
Yo, como la plaza, también he cambiado de aspecto. Lo que me rodea ya no es igual; no es peor, simplemente, es distinto. Y veo que aquellas ventanas que un día me acogieron ya no tienen las mismas cortinas que mis abuelos retiraban para buscarme.

He decidido no subir. Tampoco hubiera podido. He vuelto sobre mis pasos y me he marchado.


Postdata:
Esta entrada no habla de mi. Habla de todos aquellos que hoy disfrutan o pudieron disfrutar del calor de sus abuelos justo cuando la dulzura, candidez e inocencia habita en el pequeño corazón de niño que todos tuvimos alguna vez.

Dedicado a todos los abuelos, de manera especial a los que un día tuvieron que marcharse y ya no volvieron.


Gracias abuelos.


"El amor perfecto, a veces no viene hasta el primer nieto". Proverbio galés.

10 comentarios:

  1. Sobre todo por haber podido disfrutar de ese "divino tesoro". Un abrazo Bec.

    ResponderEliminar
  2. Gracias Mandy. Me alegro que te haya gustado.

    ResponderEliminar
  3. Leyendo tu post, he mirado hacia tras en mi memoria recordando momentos maravillosos de infancia. Y lo más curioso es que por alguna extraña razón no volvería atrás.

    Me ha encantado!

    ResponderEliminar
  4. Esa era la intención, la de que de algun modo cualquiera se sintiera identificado con ello.
    Si te ha hecho revivir el pasado de esa manera, entonces ha merecido la pena.
    Me alegra que te haya gustado.
    Un abrazo Mairu.

    ResponderEliminar
  5. Yo no he tenido ese cariño de abuelos, más que de mi abuela materna que siempre vivió con nosotros... Puede que eche de menos ese cariño de abuelos que, según ellos, ni yo ni mi hermanos nos lo mereciamos ( si mis primos ), o puede que no lo eche de menos puesto que no lo tuve.
    Si es cierto, que leer tu relato me ha llevado a pensar en mi niñez, en el barrio donde viví de niña, en esa plazoleta donde jugaba con el resto de los niños y en la ventana donde mi madre y mi abuela me buscaban con la mirada... me ha traído una especial añoranza de tiempos pasados y que permanece en mi memoria como parte de mi vida que es, como parte de mi...

    ResponderEliminar
  6. Sólo por ese recuerdo habrá merecido escribirlo... y ten en cuenta una cosa, todos, incluido vosotros, nos merecemos haber tenido ese cariño. Seguro que vosotros tambien, no tengo duda.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  7. Me has hecho pensar con mucho cariño en lo feliz que es mi hija disfrutando de sus abuelas y con mucha pena de que no haya podido disfrutar de sus abuelos...Se habrian adorado los tres.

    ResponderEliminar
  8. No lo dudo Begoña. Yo tuve la suerte de disfrutar de ellos y ahora siento algo parecido tras su marcha... En esta relación, los abuelos disfrutan de los nietos en igual medida que los niestos disfrutan de los abuelos. Sin condicionantes de ningún tipo. Un abrazo Begoña para ti, tu hija y sus abuelas.
    Gracias por compartir tus sentimientos.

    ResponderEliminar